Protagonizada y dirigida por Roberto Benigni, esta película te abduce a lo largo de una hora y cincuenta y siete minutos, por el pintoresco recorrido de la vida y la mente de Guido Orifice, un personaje alegre, gracioso (que raya en lo bobo en situaciones), frágil y sumamente apasionaldo.
La primera parte de la historia relata las aventuras de este personaje en la Toscana de antes de la Segunda Guerra Mundial, el fascinante amorio de él y su "Princesa" Dora, como él opta por llamarla desde el principio de la éste moderno Fairy Tale, una serie de eventos graciosos que llevan a él, a rescatarla de casarse con su prometido el Fascista Ferruccio, a luego procrear un hijo con ella y alcanzar su otro sueño, el ser dueño de una Libreria, cinco años despues del timing original de la historia.
La segunda parte de la película muestra mas al personaje que al drama que lo rodea, se introduce en uno de los más oscuros capítulos de la historia de la humanidad, la Segunda Guerra Mundial, pero no se retrata de manera tan macabra como algun documental en NatGeo sobre el Holocausto ni nada parecido, en ella vemos a Guido y a su hijo siendo llevados por el Ejército Alemán (por el hecho de ser judíos) en el día del cumpleaños del pequeño, mientras tanto la esposa que es Italiana, decide irse en el tren aunque ella no deba hacerlo, en esta parte se ve al personaje caracterizado por Beningni, luchar incansablemente para que su hijo piense que todo lo que esta viviendo es un juego, en esa misma dirección hace creer a Giosué (su hijo) que el premio de sobrevivir ese juego es un tanque real de guerra (el deseo aun no cumplido de cumpleaños de Giosué) para mantenerlo a salvo, incluso adentro del horror del campo de concentración.
El reto de Benigni fue básicamente presentar una historia con emociones diametralmente opuestas de manera que aún asi fuera creíble, mostrando esa cálida humanidad de sus personajes y la manera en que el personaje central Guido, finja frente a su hijo que todo está bien incluso, estando a centímetros de la muerte, pero él nunca duda en hacerlo ya que el amor por su hijo (y esposa) es totalmente puro. La trama es lenta y fluye con naturalidad, sin forzar situaciones ni crear demasiada expectación, es angustiante ver los últimos minutos (los que ya la vieron sabrán porqué).
Esta película te deja tantas lecciones de vida que no podría terminar en un pequeño post, su manera de enseñar a poder sobrevivir sonriente en medio de la desgarradora adversidad que abruma el alma y sobre todo a aprender que sentimientos tan fuertes y lazos tan estrechos permanecen intactos mas allá de cualquier tragedia que la vida pueda presentar. Algunas personas pensarán quizás que la película le quita el tono trágico al Holocausto, pero en realidad cumple su función de mover cada partícula de esperanza en la humanidad al menos hablo por mi mísmo y sí, es implacable haciéndolo.
Esta película es razón suficiente para querer ver mas historias como ésta y dejar la apatía hacia el cine que tengo desde hace varios meses.
Gracias Benigni!
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