El Evangelio de Judas
Con la aparición del Cristianismo, evangelios que circulaban en griego fueron traducidos en Egipto al copto. El Evangelio de Tomás, el Evangelio de Felipe, el Evangelio de Pedro, el Evangelio de María Magdalena, el Apócrifo de Juan, y la Sabiduría de Jesucristo o el Evangelio de la Verdad, son sólo varios de los textos cristianos que circulaban en copto. En el mundo clásico había numerosos grupos cristianos con distintas ideas y sus seguidores se guiaban por textos religiosos, muchos de los cuales hoy han desaparecido o sólo se conocen a título de cita o fragmento. Otras obras cristianas sin embargo no han corrido, afortunadamente, la misma suerte y contamos con partes importantes del texto o incluso en determinados casos, completas.
Dentro de esa idiosincrasia es donde aparece el Evangelio copto de Judas. El texto está escrito en copto sahídico con ciertas variaciones regionales que hacen pensar su redacción en Egipto Medio. El texto que nos ha llegado no es el original, pues determinadas consideraciones lingüísticas muestran que es una versión copta de un texto griego más antiguo.
Su datación es entorno a finales del siglo III, comienzos del siglo IV según la prueba del Carbono 14 y de acuerdo con el estilo de escritura, pero la obra original es probablemente un texto gnóstico en griego datada entre el año 90 d. C. y el 180 d. C.
Según Marvin Meyer, el Evangelio de Judas parece ser un texto sético cristiano. Jesús aparece representado como un ser que procede de la divinidad y a de volver a la divinidad. Jesús aparece asociado a Set. Esa asociación explicita consta en la lista de entidades angélicas que gobiernan el mundo inferior y que se mencionan en el Evangelio de Judas.
No menos interesante es la historia del descubrimiento de este evangelio y como ha llegado al público. El Evangelio de Judas ha pasado por tantas vicisitudes que a punto estuvo de desaparecer, hasta el punto de que Rodolphe Kasser piensa que entre un 10% y un 15% del manuscrito se ha perdido para siempre por el maltrato sufrido desde su descubrimiento.
Parecer ser que el manuscrito fue descubierto por unos campesinos egipcios en 1978, en la provincia de El Minya, a unos doscientos kilómetros al sur del Cairo. Dentro de una cueva, había restos humanos, cestas con vidrio romano y dos cajas de piedra caliza con varios códices dentro.
Estos manuscritos eran cuatro códices:
1.-Un tratado matemático en griego (siglo V)
2.-Una copia fragmentaria del Libro del Éxodo en griego (siglo IV)
3.-Una copia fragmentaria de algunas cartas de Pablo en copto. (Epístola a los Colosenses, 1 Tesalonicenses, Hebreos y Gálatas en dialecto sahídico, del siglo IV-V).
4.-El Evangelio de Judas junto a la Carta de Pedro a Felipe, el Primer Apocalipsis de Santiago y el tratado gnóstico sobre Alógenes (estos tres últimos fragmentarios y distintos a los hallados en Nag Hammadi).
Estos cuatro grupos de textos fueron vendidos por los campesinos a un pequeño comerciante de antigüedades bajo el pseudónimo de Am Samiah, quien a su vez lo vendió a un anticuario de El Cairo conocido como Hanna Asabil. A partir de aquí el Evangelio de Judas comienza una historia rocambolesca. Hanna contacta con un poderoso anticuario internacional de Ginebra llamado Nicolas Koutoulakis para conseguir un comprador y así obtener grandes beneficios. Otras operaciones de venta entre Hanna y Koutoulakis no salieron como se esperaba y las negociaciones se deterioraron. Posteriormente hubo un robo en el apartamento de Hanna y tanto los manuscritos como un collar egipcio de oro y una estatua de Isis desaparecieron. Hanna explicó lo sucedido y pidió ayuda a Koutoulakis. En 1982 el anticuario de origen griego recuperó los manuscritos que fueron devueltos a Hanna. Tras la amarga experiencia, Hanna guardo los manuscritos en una caja de seguridad de un banco suizo.
En 1983 Ludwing Koenen, de la Universidad de Michigan, contactó con Hanna y se desplazó a Ginebra junto a David Noel Freedman, Stephen Emmel para examinar y en su caso comprar los manuscritos. La reunión tuvo lugar el 15 de mayo de 1983 y ha sido denominada “Las Mercancías de Ginebra” por la especial importancia de los lotes. La operación acabó enseguida, sin llegar a acuerdo alguno, debido al precio exorbitante de tres millones de dólares que pedía Hanna.
Sin embargo, Hanna permitió durante un corto espacio de tiempo que aquellos expertos examinaran los códices. Debido al poco tiempo con el que contaban, y la imposibilidad de tomar apuntes, Emmel no identificó al Judas del texto, como Judas Iscariote, sino como Judas Tomás. No hay duda que si hubiera habido más tiempo, se habría identificado antes el Evangelio.
Después del fracaso de Ginebra, Hanna viajó a Estados Unidos con la esperanza de vender los manuscritos. Tampoco lo consiguió, así que alquiló otra caja de seguridad y guardó los manuscritos en un banco de Long Island. Regresó a El Cairo y allí estuvo dieciséis años.
Frieda Tchacos Nussberger, quien había estudiado Egiptología en la Ecole du Louvre, en París, era una marchante de antigüedades que en el año 2000 contactó con Hanna para la compra de los manuscritos. Cuando Hanna y Tchacos volaron a Nueva York a recoger los manuscritos de la caja de seguridad, la humedad había hecho estragos y estaban muy deteriorados. Una vez comprados, su propietaria Tchacos, nombre con el que también se conoce al Evangelio de Judas, lo llevó a la Universidad de Yale y el profesor de coptología Bentley Layton, identificó uno de los códices como el Evangelio de Judas Iscariote.
Nussberger localizó a un comerciante de manuscritos antiguos procedente de Ohio, llamado Bruce Ferrini y acordó vendérselo por dos millones de dólares. Ferrini entregó dos cheques para ser cobrados varios meses después y Frieda le entregó los manuscritos. Ferrini intentó venderlos al multimillonario James Ferrell, pero la operación no se llegó a realizar. Nussberger comenzó a sospechar que no llegaría a cobrar los cheques por lo que reclamó la devolución de los manuscritos.
En febrero de 2001, Nussberger recuperó los manuscritos, menos el tratado matemático que fue finalmente adquirido por Ferrini. Pero el problema es que Ferrini había manipulado los códices, lo cuales estaban todavía más deteriorados y desordenados.
En septiembre de 2005. Ferrini se declaró en quiebra y puso a la venta su colección. Muchos de sus manuscritos fueron vendidos directamente a Galerias de Arte, coleccionistas e incluso a través de casas de subastas como eBay. En esas fechas numerosos fragmentos coptos de papiros fueron vendidos y corrió el rumor de que algunos pequeños fragmentos de las cartas coptas de Pablo e incluso algún fragmento del Evangelio de Judas podría haber estado a la venta.
Algunos de estos fragmentos fueron adquiridos por el papirólogo Ernest Muro y uno de ellos fue identificado como parte de una carta a los Filipenses, por lo que incluso en el 25th Congreso Internacional de Papirología (agosto 2007) que tuvo lugar en la Universidad de Michigan, en una intervención del profesor Robert Kraft no se descartó la posibilidad de que aquellos rumores tuvieran algo de verdad.
Ernest Muro falleció hace poco más de un año y parte de aquellos papiros fueron revendidos en abril de este año nuevamente vía eBay. Las ventas eran anunciadas como un fragmento de papiro copto, un lote de nueve fragmentos de papiros de códice gnóstico procedente de “Las Mercancías de Ginebra” de 1983 y un fragmento del Éxodo en griego procedente del mismo episodio del año 1983.
Finalmente Nussberger puso el manuscrito en manos de la Fundación Mecenas de Arte Antiguo en Suiza y contactó con el coptólogo Rodolphe Kasser. Este especialista se puso en contacto con la restauradora Florence Darbre para realizar la recomposición del Evangelio de Judas. Al equipo se le unión el profesor de coptología Gregor Wurst, de la Universidad de Münster (Alemania). Poco después National Geographic se interesó por el manuscrito y se dio a conocer al público.
Leer el Evangelio de Judas Completo:
Por mucho tiempo la religión establecida se ha encargado de controlar y manipular las corrientes del pensamiento humano, mediante la subyugación de la mente a estados inferiores de raciocinio, mientras menos haya que cuestionar, mas poderosa se vuelve, es por eso que personalmente creo que el aprecimiento de cualquier tipo de documento o evidencia que deconstruya la idea que han tardado siglos en hacernos creer de la verdad, siempre causan controversia y especialmente rechazo entre los cristianos.
Creo que el fanatismo o extremismo religioso bloquea a las personas de discernir su propio pensamiento, que es bueno? qué es malo? eso solo depende de que lado se vea, depende que lado de la historia querés asumir como tu verdad. Respeto inmensamente a todas las religiones del mundo, porque representan a la larga la manera en que las personas nos relacionamos con este mundo, con nuestro alrededor, con el universo, cada vez que pienso en eso solo puedo pensar en que hay tantas cosas que no sé (y quizás no me interese saberlas).
Fuentes: Egiptologia.Com & NationalGeographic.Com
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